
El bruxismo nocturno es muy frecuente y está influido por la tensión emocional acumulada durante el día. También existen condicionantes anatómicos que lo favorecen, como tener una arcada dentaria ancha con musculatura potente. La toma de medicamentos psiquiátricos, el consumo de sustancias tóxicas y padecer otros trastornos como, por ejemplo, Parkinson o epilepsia, son otros motivos del bruxismo.
La forma de identificar el trastorno es estar pendiente de los síntomas más frecuentes del mismo. El desgaste de los dientes, la sensibilidad dental, la alteración del sueño y los dolores de cabeza o mandíbula son algunos de los más habituales.